Aquí me voy a delatar antes de empezar: Mi moonwalker, con el que crecí, no fue este de mega drive, si no el de master system.
*SE OYEN GRITOS DE ASOMBRO, INDIGNACIÓN...Y ALGÚN MONÓCULO ROMPERSE *
Fue el primer juego que llegó a mi casa aparte de los que venían en la consola. En casa de un albañil y una señora que limpiaba casas a principios de los 90 -asomando una nueva crisis en el 92- los pocos duros que entraban obviamente no iban para lo jueguicos esos del niño. Así que toco estrujar ese arcade del rey del pop durante un año entero. Casi 8000 pelas. Menos mal que era buen juego al menos, comprar un juego malo en los 90 era jugar mugre hasta las siguientes navidades -Tom & jerry la película, te odio con toda mi alma-.
Hace no mucho escribí en el grupo de master system España el motivo de por qué creo que la versión de 8 bits pese a su horrible final y limitaciones, tiene un par de decisiones acertadas que creo que lo hacen más meritorio. Os lo dejo por aquí para el que quiera cotillear:
https://www.facebook.com/groups/1113140685762751/permalink/1297332664010218/
Pero bueno, hablemos del juego en cuestión: El caminador de lunas edición mega drive.
Adaptación libre de la recreativa, nos propone un arcade típico de 5 + 1 mundos de 3 subfases cada uno. En él se apuesta por la verticalidad: Los niveles están hechos de niveles. “Te has quedado a gusto Manolo”. Pues sí, a gustico que cantaba Ortega Cano. Pero es que no hay mejor forma de definir su diseño que este término redundante. Niveles de niveles.
Y esto conlleva que la mejor forma de hacer un nivel es, o ir arriba o abajo del todo, y empezar a abrir puertas, ventanas, tumbas (vaya sitio para esconder a una niña y su peluche…) de forma lineal. Una vez lo hayas hecho, pasas al siguiente. Backtracking que lo llamamos los programadores, un algoritmo voraz que revisa todas las estructuras. La niña abriendo cajones en casa de la abuela.
Algún nivel te pone alguna que otra traba para hacer eso, como el 4-3 de la cueva que se parte o el 3-3 que mezcla parking, edificio y alcantarilla. Pero la idea es clara. Y, hay que ser sinceros, repetitiva. Aquí se echa de menos que apostaran por un arcade más propiamente dicho. Los enemigos están más para entorpecer tu paso mientras vas revisando cajones (esos zombies sapos) que para generar enfrentamientos y situaciones interesantes.
Pese a este diseño con lagunas y que estemos, desde mi punto de vista, frente a un juego algo inflado por el personaje que lo protagoniza y todo lo que le rodea, podemos afirmar que tiene bastante calidad y elementos a destacar suficientes para que salga vivo de la quema.
Técnicamente es una locura la de elementos que puede llegar a tener en pantalla (Julio de 1990, aún quedaba un año para sónico el puercoespín). Intentar usar la magia del baile para conseguir que el máximo de personajes bailen contigo es un juego en si mismo.
A nivel sonoro, y lamentando que por aquello que llaman licencias no tengamos Thriller sonando con los zombies -me cago en la leche, eh- no se le puede poner ni un pero. Hasta la voz de Michael en esa surrealista y perturbadora animación de principio de cada nivel, con su boca del inframundo abriéndose para dejar escapar el mal y algún “hee hee” la mar de conseguido.
Y el pináculo del juego, lo que para mí hace que destaque y brille al máximo aunque sea entre cierta oscuridad: Michael. Tuvo que ser impresionante ver un personaje animado como ese en una época en la que Jordan Mechner lo estaba petando con su príncipe de persia, salido meses antes. Aunque nuestro querido príncipe tenga mayor variedad de acciones, la fluidez con la se mueve el rey del pop, la cantidad de sprites que se ven en pantalla para dar 3 pasos contados, sus bailes, sus movimientos...aquello fue un golpe en la mesa y una ventana al futuro de lo que las consolas 16 bit eran capaces de hacer.
(**Perspectiva seguera: Veníamos de los mazados del altered beast, que peses a ser un gran juego de animaciones iba bien justito. Y otros de por entonces -el mismo shadow dancer del mes pasado-estaban muy lejos de aquello que ofrecía el título de Michael**)
Pero hay que dar un diagnóstico del global. El mío es que, pese a sus bondades, puede llegar a hacerse repetitivo, que su dificultad está mal ajustada y que su fase final queda en mera curiosidad técnica pero poca chicha jugable. Un juego aceptable, disfrutable pero no muy rejugable si tienes otras opciones.
Ahora ya depende de cada uno: Convertir este arcade de aceptable a supremo en función de tu amor por el rey del pop. Pero me quedo con esto: Ojalá las obras actuales basadas en personajes famosos tuvieran la mitad de calidad que este Moonwalker. Para mí es un sí.
Un abrazote.