Mi caso con los juegos de carreras es muy especial. No me gusta prácticamente ninguno, pero cuando engancho uno que me agrade no lo suelto. Me ha pasado contadas veces -wipeout 64- y me ha vuelto a ocurrir con este.
Juego de carreras futurista extremadamente rápido -¿el más rápido de todo el catálogo de snes?-, apenas hay elementos en pantalla más allá del escenario casi vacío y dos o tes elementos -otras naves, sprints y poco más- de los que preocuparse. A lo largo de sus tres torneos, formados por cinco carreras cada uno, el jugador compite en tres niveles de dificultad -más un cuarto nivel secreto- y a cada vuelta que da se va estrechando el cerco en el que debe ir en posición, para acabar dentro de los 3 primeros en la última vuelta de cada carrera. Y hasta aquí los datos mundanos. Vamos con los sentimientos.
FZero, al margen de ser un juego de carreras, tiene los elementos necesario para encuadrarlo en el saco de los arcades típicos que me gustan. Minimista -casi parece una demo técnica del uso de las rotaciones por parte de la gpu de snes-, accesible y de pocas pretensiones más allá de una partida rápida de 20-30 minutillos. Su pila de guardado no sirve ni para mantener tu progreso en grandes competiciones ni para conservar accesorios que hayas conseguido a lo largo de una estudiada carrera de piloto. Sirve para guardar tus tiempos a lo largo de sus 15 pistas. Brillante.
Y esto es una declaración de intenciones muy explícita: Aquí vienes a competir contra ti mismo. El juego puede llegar a ser lo profundo que quieras, hasta donde el jugador decida llevar su lucha interna de mejorar y sus ganas de auto-superarse. Es una propuesta que me encanta y que en pleno 2022, rodeados de pozos de horas, de competiciones online y de juegos procedurales, se hace muy llevadera.
Servidor lo ha dejado pasándose una competición en experto, ha podido ver los créditos y ha podido desbloquear el modo maestro. He intentado un par de carreras en ese modo sin mucho éxito (he mordido el polvo a la tercera carrera de cinco que tiene cada competición) y ahí me he saciado. He llegado a este punto de finalizar mi relación con el juego de forma amistosa. Algún día volveremos a vernos a ver hasta dónde llego, pero este ha sido un viaje fantástico.
Me gusta que sólo haya 4 coches, me gusta que apenas haya elementos de los que preocuparse -creo que apenas habré frenado unas 3 o 4 veces, es un juego que basta no acelerar y girar lateralmente para coger las más cerradas curvas- y me encanta su escueta banda sonora de apenas 20 minutos. Las pequeñas variaciones que puede tener entre niveles -como el viento o los muy escuetos saltos secretos- crean la mínima capa jugable para que, con la velocidad a la que ocurre todo, el jugador mantenga la atención y el interés en lo que está haciendo.
Impagable como juego de salida del sistema, título que anima a que vuelvas a él cada x tiempo a lo largo de los años. Uno no puede si no lamentarse de ver el estado actual de la saga, prácticamente olvidada ante una nintendo que, aunque le vaya muy bien, esté actualmente en otros derroteros.
Volveremos a vernos, capitán. Ya sea con el pad, con el tricuerno o con el mando de la cube. Pero, como decía ese gran filósofo el chuky de cieza: “cuando te enganche te voy a enganchar bien enganchao”.
Un abrazote